Con las estrellas de testigo by Andrea Lago

autor:Andrea Lago
La lengua: spa
Format: epub
Tags: romance, ficcion, familia, literatura, amor, pueblo, secuestro, amigos, tercera edad
editor: Andrea Lago

23

El domingo por la mañana me dediqué a mí. Necesitaba relajarme y decidí darme un baño de inmersión con sales. ¡Qué bien se sentía la calidez del agua en todo mi cuerpo!

Esos últimos días habían sido muy movilizadores, recordar el relato de Edith me transportó a aquellos años. Cómo se había manejado ella frente a una situación tan perturbadora como el hecho de sentirse atrapada entre un amor y su futuro, junto a un marido que no conocía y estando embarazada. Las caras de todas las que entendíamos sus sentimientos demostraba cuánto la comprendíamos. Nada había sido tan sencillo como parecía.

Según había contado Edith, el encuentro con Stefano, había sido bastante frío. Por su parte, el desencanto de haber perdido su gran amor, ese que pensaba hubiera sido el más grande que había vivido. Para Stefano el comienzo de una vida de la cual no sabía si era el correcto porque no conocía. Porque según le había dicho tiempo después, no estaba seguro de haber encontrado en ella a la mujer que lo acompañaría por el resto de su vida. Aunque así había sido.

Ella dijo que él la recibió con un ramo de flores acompañado de su madre y su hermano. Gente que no conocía y ya formaban parte de su familia. Una vida que no sería para nada lo que hubiera imaginado cuando, con su padre a su lado, dio el sí en la embajada de Yugoslavia. Además, el idioma no ayudaba mucho, su italiano era bastante básico y generalmente ellos no hacían mucho por comprenderla. Momentos de soledad eran los que la esperaban.

Despedirse de Danka fue otro dolor que tuvo que soportar, ya que la distancia no les permitiría verse. Y tal y como pensaba, nunca más la vio. Seguramente su marido tampoco entendería para qué querría encontrarse con una niña. Por ello decidió que lo único que le quedaba era guardar en su corazón su recuerdo con el mayor cariño que ella merecía, por haberla ayudado a soportar tanto dolor estoicamente.

Los saludos, como contó Edith, habían sido los correctos por ser desconocidos, pero igualmente fríos.

Ella necesitaba contarle, gritarle su verdad. Pero todavía no se animaba. El tiempo apremiaba, aunque ella no supiera que estaba embarazada, lo sabría en poco tiempo y Stefano no se merecía su mentira.

Edith recordaba con mucho cariño el recibimiento de su suegro, que en cuanto la vio entrar en su casa le ofreció un cálido abrazo. La miró directo a los ojos y le dio la bienvenida a la familia. Sin dejar de decir halagos para su hijo, que estaba seguro que había encontrado una buena mujer como esposa, así como también muy bella.

Según Edith su suegro fue quien supo poner calma en su relación, ya que, ante cada discusión con Stefano, aunque fueran a puertas cerradas, él tenía la palabra justa para componer su matrimonio. Era un hombre que basaba su vida en el respeto y Edith pensaba que, además de Stefano, fue el único que supuso que su nieto no era

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